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Viaje onírico

Durante toda mi vida me he sentido fuertemente atraída por la cultura japonesa, mis inicios con el dibujo fueron a través del manga japonés, sus figuras esbeltas de ojos grandes llamaron mi atención. Aunque es cierto que no solo estaba influenciada por el carácter estético ya que a través de las historias relatadas en los mangas uno puede aprender mucho de la cultura japonesa, su mentalidad, pensamiento y forma de ser.

Este aprendizaje desde mis 13 años hasta mis 29, fue culminado con mi experiencia de vivir en Japón, a través de un convenio internacional de la Universidad Complutense de Madrid junto con la Universidad de Tsukuba, así pude realizar parte de mis estudios en Japón y empaparme de todo aquello que había visto y aprendido a través de libros e internet.

Mientras en mis otros proyectos intentaba introducir siempre la cultura japonesa, aunque desde otro punto de vista, hablando sobre la desgarradora complejidad moral existente en las relaciones humanas donde hay tanto que queda sin decirse, en este proyecto he decidido enfocarlo de otra forma, creando una vía o camino hacia la respuesta por medio del budismo Zen.

Este proyecto une dos de mis grandes pasiones, la cultura japonesa y el dibujo como medio plástico. El comportamiento japonés, marcado por una gran disciplina, respeto y fuerza de espíritu, así como un gran refinamiento en las artes siempre ha sido seductor para mi, por ello me he sentido siempre intrigada por este pensamiento oriental.

A la vez, siempre me he sentido identificada con la línea, esa que uno puede modular, trazar con fuerza, delicadeza o sutileza y aquella que habla de nosotros mismos por medio de sus formas. Por ello, la simplicidad y los pequeños detalles que marcan las artes japonesas son muy importantes para mi.

El poemario muestra un ejercicio de traspasar las palabras en imágenes y Viaje onírico sobre Japón habla de todo un conjunto final, de mi experiencia en Japón, desde el antes, donde aprendí sobre letras lo que es Japón, del durante donde conocí y viví la realidad de Japón y su arte y donde realicé el poemario y, el después, un período de reflexión con un proyecto que marca para mi un inicio serio para la producción de mi obra, centrada en el pensamiento oriental, por ello viaje onírico sobre Japón se me antoja como una breve reflexión a modo contemplativo de lo que es Japón para mi.

La idea del royo de papel es transmitir por medio de dibujos realizados en tinta negra (inspirándome en la pintura Zen) imágenes contemplativas, que buscan la reflexión y un camino espiritual para cada uno. Para ello trabajo por medio de imágenes y fotografías tomadas en mi estancia en Japón junto a una referencia vital, el Zen, que es una de las mayores escuelas del budismo Mahāyāna (una de las tres principales ramas del budismo). Este proceso ha sido grabado con mi pequeña cámara de video digital y también se puede ver en la instalación final.

Tomando de referencia el libro de Shinichi Hisamatsu , el Zen y las Bellas Artes, donde se analizan las siete características para que una obra pueda considerarse de estilo Zen (simetría, austeridad, naturalidad, profundidad, desapego, informalidad y tranquilidad) trato de recrear a mi modo una pintura Zen, con mi propio estilo y dentro de la humildad espero poder evocar esas sensaciones que nos transmiten las pinturas de estilo Zen, para que todo aquel que contemple mi royo de papel japonés de 3 metros de largo pueda hacer su propio viaje y su propia meditación ayudado de toda la instalación, donde verá el antes, el durante y el después, todo el proceso.

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